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El Pollino y su familia celebraron una barbacoa tras el triple crimen

El escrito de la Fiscalía asegura que «ofrecieron café» a los trabajadores de la cementera para distraerlos mientras Ricardo vertía el hormigón sobre la fosa donde estaban los cadáveres.

Imagen de Europa Press.

Según informa Europa Press, el pasado martes estaban citados en el Juzgado de Instrucción número 19 de Sevilla los siete acusados por los crímenes de la joven Sandra Capitán, de 26 años, su hija Lucía Begines, de seis, y su pareja, Yilmaz Giraz, de 54 años y conocido como el ‘Turco’, cuyos cadáveres fueron enterrados en una fosa el 2 de octubre de 2017 en el número 168 de la calle Cerro Blanco de Dos Hermanas, para conocer los delitos concretos que se le imputaban. En esta vista, la Fiscalía relató los hechos que se investigan, señalando que Sandra recibió «cinco tiros» y la pequeña, que tenía un tiro en la cabeza, fue arrojada a la fosa con vida, muriendo «a consecuencia de la lesión encefálica provocada por el disparo y por la asfixia provocada al respirar el material que arrojaron para sepultarla». En este sentido, cabe destacar que, «a fin de no levantar sospechas y con la excusa de celebrar el cumpleaños de Ricardo G. alias El Pollino, la familia organizó una barbacoa en el exterior del domicilio, con música alta».

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Por estos hechos, la Fiscalía atribuye a los siete detenidos tres delitos de asesinato, un delito de detención ilegal y uno de tenencia ilícita de armas. Los siete acusados son Ricardo G.H., conocido como el ‘Pollino’, quien confesó los hechos inicialmente cuando fue detenido en octubre de 2017; el padre de éste, Ricardo G.G., alias ‘El Cabo’; su madre, Joaquina H.J.; su mujer, Elisa F.M.; David H.P. y su amigo José Antonio M.B.; y Manuela M.O. En estos momentos, cinco de ellos se encuentran en prisión provisional excepto Joaquina y Manuela.

La Fiscalía, en el «muy duro» relato de los hechos –como así lo calificó uno de los abogados de las acusaciones–, al que ha tenido acceso Europa Press, señala que el ‘Pollino’ y su mujer, junto con sus dos hijos menores, vivía en la vivienda donde fueron hallados los cuerpos sin vida de Sandra, su hija y su pareja, tras semanas sin rastro de ellos. Estos dos acusados junto con los padre del ‘Pollino’ formaban el denominado ‘Clan de los Cabo’, investigado en numerosas ocasiones por delitos relacionados con el tráfico de drogas, particularmente heroína, constándole detenciones por esto, las últimas en 2013.

El ‘Pollino’ mantenía contacto frecuente con Yilmaz, investigado en numerosas ocasiones por delitos de tráfico de drogas a nivel internacional. El ‘Turco’ residía junto con Sandra, embarazada de tres meses, y la hija de ésta en la capital. En fecha anterior al mes de septiembre, «con la finalidad de saldar una deuda u obtener algún tipo de información relacionada con la actividad ilícita que venían desarrollando», el ‘Pollino’ «decidió, junto a su mujer y su padre, secuestrar y acabar con la vida de Yilmaz y de su familia».

A tal fin, el 12 de septiembre, el ‘Pollino’ contactó con Manuela M.O. para que localizara a una persona que «estuviera dispuesta secuestrar y, eventualmente, acabar con la vida de Yilmaz». Dos días más tarde, Manuela contactó con David H.P., monitor de artes marciales que trabajó como portero de una sala de fiestas que ella regentaba, le explicó el «trabajo» y éste «aceptó». Ricardo G.H., de otro lado, le pidió a David H.P. «que buscara a otra persona para garantizar la operación». Le explicó que quería que «redujeran a un hombre que le debía dinero, que lo llevaran por la fuerza hasta su domicilio y lo golpearan hasta que fuese necesario. Para el caso de no conseguir que saldara la deuda, debían acabar con su vida». A cambio, según la Fiscalía, «recibiría 3.000 euros a repartir entre él y la persona que buscara», que sería José Antonio M.B., que accedió a realizar el «trabajo».

Sobre las 12,50 horas del día 16, el ‘Pollino’, su padre, David y José Antonio esperaron a que Yilmaz saliera de su domicilio en la capital con la excusa de que Ricardo G.H. lo recogería para celebrar su cumpleaños en su casa de Cerro Blanco. David y José Antonio se abalanzaron sobre el ‘Turco’ en la calle, lo redujeron, y padre e hijo «le encañonaron con un revólver». Cuando llegaron al número 168 de Cerro Blanco les esperaba la mujer del ‘Pollino’.

Según el relato de la Fiscalía, David y José Antonio «comenzaron a golpear reiteradamente con los puños y con objetos contundentes a Yilmaz en la cara, en el pecho, en el abdomen y en las piernas», pero ante la falta de respuestas, el ‘Pollino’ y su mujer «decidieron ir en busca de Sandra y de su hija Lucía» a su casa, agarrando y encañonando a la menor. Bajo la amenaza de acabar con su vida, obligaron a Sandra y su hija a subir al coche y se marcharon precipitadamente hasta Dos Hermanas», añade el Ministerio Público.

Cuando entraron en la vivienda del ‘Pollino’, David y José Antonio «se abalanzaron sobre Sandra, la redujeron, mediante la colocación de bridas en las muñecas y en los tobillos, y la golpearon en el pecho y en las piernas», al tiempo que el ‘Cabo’, su hijo y su nuera «sujetaron a la menor, que tenía el brazo izquierdo escayolado, le taparon la boca y la golpearon en la cara y en el pecho». Una vez reducidos los tres, David y José Antonio, «conscientes de que el fin último del trabajo era acabar con la vida de la familia, se negaron a continuar. Se marcharon –recibiendo los 3.000 euros–, siendo plenamente conscientes de que el ‘Clan de los Cabos’ iban a matar a los tres».

A continuación, el ‘Pollino’ y Elisa «encañonaron a la menor de frente y le dispararon en el lado derecho de la cabeza, penetrándole la superficie craneal de manera tangencial pero sin causar la muerte inmediata». «Cogieron a la menor aún con vida y la arrojaron a una fosa que habían preparado en el cuarto de baño, en la zona comprendida entre la bañera y el water, donde hacía tiempo que mantenían abierto un agujero procedente de una antigua fosa séptica –con un metro de diámetro y una profundidad cercana a los dos metros–. Lucía llegó a respirar dentro de la fosa y falleció a consecuencia de la lesión encefálica provocada por el disparo de proyectil de arma de fuego y por la asfixia provocada al respirar el material que arrojaron para sepultarla», describe la Fiscalía.

«Sin mostrar la más mínima piedad ni intención de retroceder en la ejecución de su plan», los tres acusados encañonaron a Sandra y le dispararon hasta en cinco ocasiones en la cabeza, falleciendo por traumatismo cráneo encefálico severo a consecuencia de los cinco disparos. Ricardo G.H., su mujer y su padre «continuaron con la ejecución de su macabro plan», encañonando a Yilmaz «por detrás», que falleció «por traumatismo cráneo encefálico a consecuencia de las lesiones provocadas por el único disparo de proyectil de arma de fuego» que recibió.

Todos los disparos se realizaron con un revólver con el cañón modificado o alterado y con proyectiles de plomo, que estuvo a disposición de los cinco acusados durante los hechos descritos. Ninguno tenía la autorización administrativa requerida para ese tipo de armas. Asegurada la muerte de los adultos, introdujeron sus cuerpos en la misma fosa donde se encontraba el de Lucía, justo encima del de la menor. Seguidamente, llamaron a una cementera, a la que habían acudido padre e hijo la tarde anterior, y confirmaron la contratación de un hormigonado con bomba de unos 20 metros cúbicos para tapar la fosa.

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Según la Fiscalía, la madre del ‘Pollino’ «tuvo conocimiento de que aquella misma mañana habían secuestrado, golpeado de manera brutal y habían dado muerte» al ‘Turco’, Sandra y su hija. A pesar de ello, Joaquina «se prestó a ayudarles a ocultar los cuerpos y deshacerse de los objetos y efectos utilizados». El ‘Pollino’ vertió «unos siete u ocho metros cúbicos de hormigón líquido en la fosa donde se encontraban los cuerpos sin vida de la familia, hasta alcanzar una altura de casi un metro». Dos días después, contactó con unos albañiles para que taparan «un agujero que tenía en el baño de su casa». Así, sobre el hormigón ya fraguado, los albañiles, «ajenos a los horrendos crímenes», terminaron de rellenar el agujero con mortero y varias reglas y trozos de ferralla, siendo reseñable decir los padres y la mujer del ‘Pollino’ llegaron a «ofrecerles café» para distraerles.

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