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«Romería de Valme vista con otras lentes, la roja y la verde»

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Hacer un análisis crítico, o si quiera un simple análisis, de las festividades «populares» religiosas en cualquiera de los pueblos o ciudades andaluzas, para desentrañar porqué y para que se comenzaron a realizar, y que significado profundo tienen, resulta difícil hoy día, dado el excesivo fervor cofrade que vivimos en los últimos tiempos. Hoy me voy a atrever con la Romería del Valme, aun a sabiendas de que me puede acarrear algunas enemistades, o incluso chanzas y burlas.

La opinión dominante entre antropólogos y estudiosos de «lo popular» sobre estas festividades es que responden a tradiciones previas al cristianismo y muchas son ancestrales, superponiéndose la adoración de unas divinidades a otras sin solución de continuidad, y que se deben a la necesidad de los pueblos de tener encuentros y celebraciones en determinados momentos de los ciclos naturales y agrarios… De ahí el origen de las ferias y fiestas andaluzas, en su mayoría.

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Pero ¿Qué pasa con la Romería de Valme?… ¿Cuál es su origen?, ¿Porqué y para que se puso en marcha?. Su origen remoto, la advocación a la Virgen de Valme, en mi opinión, tiene un significado triste para nuestra tierra y el pueblo andaluz: La leyenda atribuye al Conquistador y Genocida (Si, ya se que se me dirá que la historia es pasado, y que el contexto histórico es el contexto, pero los hechos también son los hechos), Fernando III de Castilla y León, descendiente de Francos y Germanos, el protagonismo de la misma. Y es que Fernando, llamado por los suyos El Santo, fue masacrando, expulsando, robando y expropiando a los habitantes de nuestra tierra para apropiársela completamente él y repartirla entre los suyos, siendo el origen de la mayoría de los actuales Latifundios y grandes propiedades urbanas en Andalucía, y como consecuencia, del empobrecimiento pertinaz de nuestra tierra. Los pueblos que iba ocupando, y especialmente la ciudad de Sevilla, eran vaciados de sus habitantes andaluces, y en gran parte deportada a África o a otras zonas de la península, de donde ninguno había venido, al menos en los últimos siglos, pues eran los descendientes de Tartesios, Cartagineses, Hispanoromanos, etc. durante miles de años de continuidad poblacional y mestizaje.

En ese contexto de conquista, se inventan una leyenda, como hicieron otras muchas veces por todo el territorio conquistado, para impregnar de inspiración divina a la conquista, atribuyendo en las crónicas a la virgen María, a través de un milagro, el alivio de la sed de las tropas extranjeras apostadas en las colinas de Cuarto, permitiendo el abastecimiento de agua (donde ya había un manantial, el llamado después Fuente del Rey), gracias a la milagrosa espada del guerrero Pelay Correa.

Primer dato: La advocación a la Virgen de Valme nace ligada a la conquista extranjera de nuestra tierra (tropas Castellano-leonesas, francesas, germánicas, etc. movilizados en Cruzada contra el legítimo propietario, el pueblo andalusí), que produjo muerte, expulsión, apropiación de bienes y empobrecimiento histórico de los habitantes legítimos.

Realmente la romería no se establece hasta finales del siglo XIX, ayer, como quien dice, por miembros de la nobleza y alta burguesía sevillana que se estaban instalando en Dos Hermanas a lo largo del siglo XIX, para su propio deleite, pero también para generar fervor religioso, potenciar su papel de clase «redentora» de las masas desposeídas, brutas e incultas, y para «distraer» a estas masas de tantas revoluciones y luchas por la emancipación de clase… Eso era lo que estaba ocurriendo en esos momentos a lo largo de Andalucía con las revoluciones republicanas cantonales, y la difusión del socialismo y el Anarquismo, que estaban creando gran actividad política y sindical para luchar contra las prácticas semi-esclavistas de los terratenientes y la burguesía urbana e industrial que, en su mayoría, eran los descendientes de aquellos conquistadores del siglo XIII que entonces, y ahora, dominaban nuestra tierra. Y siempre, ayer y hoy, con el apoyo de las jerarquías religiosas.
Y es verdad que esta fiesta, para la inmensa mayoría de la población de Dos Hermanas, seguirá siendo un momento de encuentro entre amigos y familias, y celebración gastronómica, importándoles un bledo a la mayoría esta disquisición historicista mía de hoy… Pero la Memoria es fundamental para saber quiénes somos, de dónde venimos, y ser conscientes de hacia dónde vamos o queremos ir.

Conclusión: Como en los casos de Granada y Málaga, con respecto a las celebraciones de «la Toma», la conquista cristiana, seamos conscientes del significado que estas festividades tienen, más allá de la fiesta… Podemos seguir celebrando el encuentro, y dejarnos llevar, por un día al menos, por «los excesos de la carne», pero no celebrar nuestra dominación, exterminio y empobrecimiento como pueblo. La falta de esta conciencia tiene mucho que ver con la situación de dependencia y empobrecimiento del Pueblo Andaluz, por más que, lo sé, la inmensa mayoría de las y los nazarenos solo buscan encuentro y diversión, incluso orgullo de su ser Nazarenos.
¿Celebrar?, ¡siempre!; ¿Divertirse? ¡siempre que se pueda!, pero creo que no es malo que seamos conscientes del origen de nuestras tradiciones, para no potenciar los aspectos nefastos del mismo sobre nuestra consciencia.. o inconsciencia.

Juan Antonio Ruiz Giraldo

 

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