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Nuevo caso de acoso sexual con coches quemados y pintadas

Según informa Diario de Sevilla, una mujer lleva recibiendo más de un año daño indirecto de su expareja, la cual le ha quemado tres coches, ha matado a su mascota, le ha quemado la casa entre otras cosas

Esta mujer lleva más de un año sufriendo un brutal acoso de diferentes formas por parte de su ex pareja con la que mantuvo una relación de nueve meses. Presuntamente, el individuo ha matado a su gato, ha reventado las ruedas de ella, le ha dejado pintadas y le ha dejado amenazas a través de las redes sociales y por vía telefónica. La víctima ya ha denunciado ese caso en varias ocasiones ante la Policía Nacional y el caso está bajo investigación del juzgado de Instrucción número 5 de Dos Hermanas, el encargado de las cuestiones relacionadas con violencia de género. Actualmente, aún no se sabe la fecha en la que tendrá lugar el juicio.

Aluvión de llamadas amenazantes

Hace un año es cuando comenzaron los sucesos, lógicamente, todo empezó cuando la mujer quiso poner punto final a su relación sentimental de nueve meses con esta persona. A partir de ahí, la ex pareja se obsesionó y el tomó la decisión de bloquearlo del teléfono móvil y de todas las redes sociales posibles. Justo después comenzó a llamarla desde móviles con tarjetas de prepago pero estos números de teléfono también fueron bloqueados. El siguiente paso a seguir fue llamarla a través de número oculto.»Llegaba a llamarme ochenta veces al día. Cuando le cogía el teléfono las conversaciones duraban de tres a cinco horas», explicó la víctima del acoso.

Desgraciadamente, la cosa no quedó ahí, ella le insistía en que la dejara en paz pero a partir de ahí es cuando surgieron las amenazas. «Un día me llama y me dice que ha hecho cálculos, que él ha perdido nueve meses de su vida conmigo y que ha tasado su tiempo en unos 14.000 euros. Y que se los tengo que devolver. ‘O me lo das o me lo das’, me dijo». La reacción de ella fue reírse y preguntarle si la estaba extorsionando.

Perfiles falsos en redes sociales y webs

El acoso continuó, un día que la mujer estaba con sus hijos en un parque acuático famoso de la provincia, la alertan por teléfono de que alguien se ha creado un perfil falso en una web de contenido sexual y ofrece servicios de prostitución en la dirección de su casa. «Me dio un ataque de ansiedad», cuenta la mujer, que está siendo representada por el letrado Francisco Javier Garoña, del bufete Garoña Abogados.

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Ataques a los coches y pintadas

Ese día terminó en el hospital. «Decidí que no podía mostrarme débil y presenté una denuncia nada más salir del hospital». Tras salir de este, interpuso una denuncia que fue en vano ya que unos días después le rajó las cuatro ruedas del coche el cual también apareció pintado de spray rosa al igual que la fachada de sus casa. Después de estos acontecimientos, el acosador volvió a exigirle dinero a la víctima a lo que ella se negó rotundamente. «Ya te he tuneado la fachada», le dijo entre risas pero la mujer le respondió con una respuesta bastante dolorosa que provocó aún más la ira del acosador. «No te preocupes, que tengo quien me lo pague». «Sí, sí, búscate gente que te pague cosas porque te van a tener que pagar mucho», fue la respuesta del presunto acosador.

La siguiente decisión que ella tomó fue la de poner una orden de alejamiento que de poco sirvió. Volvió a rajar las ruedas, a arañar el coche y aflojó los tornillos del coche de su hijo, se creó perfiles falsos de Facebook para tener acceso a ella. En esta red social puso el mensaje: «Hora de cobrar deudas». «Es un tormento diario», señala ella. Cada vez que ella publicaba algo en esta red social, él contestaba. También le arañó el coche.

Acertijos con posterior actuación

A partir de este momento, el acosador empezó a dejar pistas de cuales iban a ser sus siguientes pasos a través de mensajes enigmáticos y acertijos en redes sociales. Es aquí donde decidió ir lo más lejos que pudo. Un día ella escribió en su estado «Ave fénix…». La respuesta de él fue inmediata: «Decía siempre que era un ave fénix, y él siempre llevaba cerillas. Jugó a prenderla. La convirtió en cenizas». Otro día él publicó este mensaje: «Te lo aseguro, dejemos el juego, si no hay solución, antes del invierno aprenderás cómo se quita el frío». Esa noche, cuatro horas después de leer el mensaje, alguien arrojó un cóctel molotov (intención de calcinar) al interior de su vivienda, en la que dormía ella con sus hijos, uno de ellos menor de edad.

Por entonces, ella tenía en su estado de Facebook esta frase: «No sabes lo alto que puedes volar hasta que alzas tus alas». Le respondió colgando un enlace a la Wikipedia con la historia de Ícaro y con el siguiente mensaje: «Te crees que vas a volar muy alto y acabarás abrasada».

Día de San Valentín

La víctima ya había sufrido tres incendios en sus vehículos y de sus respectivos hijos. Dos de ellos en los bajos y otro que quedó completamente calcinado. Al carecer ya de ideas de actuación, el acosador dejó en el capó del coche el día de San Valentín al gato de la víctima que yacía muerto. Presuntamente fue su «regalo del día de los enamorados». De nuevo había vuelto a dejar pistas en su muro de Facebook la siguiente frase: «El amor parece un perro pero es un gato».

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También recibió la visita de numerosas personas en su domicilio durante la madrugada de esa misma noche. Los visitantes aseguraban que habían hablado con ella por WhatsApp (en un número de teléfono que ella desconocía), y que le habían dado esa ubicación como lugar en el que se ejercía la prostitución. Ese mismo lugar había sido vinculado a un anuncio y una fotografía suya tomada de Facebook. Además, recibió llamadas telefónicas de personas que habían visto carteles con su número de teléfono ofreciendo trabajo como limpiadoras o albañiles, así como regalando gatos. También puso en venta su coche a un precio muy inferior al real. Así, se aseguraba de que llamaran decenas de interesadas. En definitiva, el teléfono de la mujer estaba sonando constantemente durante el día.

Lo último que la víctima sospecha que ha hecho su acosador es intentar contactar con ella con perfiles falsos y un número de teléfono que, después, pudo comprobar que se ofrecía como sicario en páginas web. Todo estaba hecho a modo de trampa ya que si ella picaba, él intentaría demostrar que había intentado contratar a un asesino a sueldo.

«Llegué a llamar a su madre. Y en la conversación que tuve con ella me dio a entender que yo no era la primera mujer con la que se obsesionó ni. Así es, luego pude averiguar que hubo otras antes que yo, que han terminado muy mal. Realmente esto es insoportable», apunta la denunciante, que sólo quiere que esto termine de una vez. «Mi problema no es para un psicólogo, se arregla encerrando a mi acosador».

 

 

 

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