REDACCIÓN
Demasiado tiempo y demasiados sentimientos encontrados en el nuevo tercer domingo de octubre, esperado con ansias por los motivos que ya todos conocemos. Las campanas de la parroquia de Santa María Magdalena volvieron a replicar, el cante de Váleme, Señora tras la misa de romeros. Miles de personas esperaban el paso de la Virgen de Valme, y una Romería declara Bien de Interés Cultural por la Junta de Andalucía el pasado septiembre y coincidiendo con el Año Jubilar concedido por la Iglesia con motivo del cincuentenario de su coronación canónica.
La Virgen era entronizada en su voluminosa carreta, a las ocho de la mañana, decorada con flores de papel de seda, en colores blancos, rosas y verdes, y exornada con grandes canastos llenos de nardos. En esta ocasión, la Señora portaba el manto de castillos y leones bordados en plata sobre terciopelo rosa, donado por la hermana Flora Mejías y realizado por las Hermanas Adoratrices en 1972.
El momento culmen se produjo con la llegada de esta la Virgen de Valme al Real Santuario de Cuarto, pasadas las dos de la tarde, donde tuvo lugar la santa misa en su honor, presidida y predicada por Manuel Sánchez de Heredia, párroco de Santa María Magdalena y director espiritual de la Hermandad de Nuestra Señora de Valme Coronada y San Fernando.
La vuelta se produjo con la amenza de lluvia y bajo una constante llovizna fina pero molesta. Finalmente la Virgen de Valme regresó a Dos Hermanas con una hora de retraso pero sin incidentes reseñables.
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