«Necesitamos para Dos Hermanas un Eliot Ness y su equipo de Intocables. Y lo necesitamos ya. ¿Quién tiene el peso suficiente para limpiar la corrupción reinante en nuestro Ayuntamiento? ¿Con quién se le tuerce la sonrisa a los mafiosos? ¿Qué persona puede mirar de frente al Capo sin pestañear?».
La figura de Eliot Ness, ensalzada sobre manera en la oscarizada “Los Intocables”, nos da pie para darle hilo argumental a nuestra reflexión. Este servidor público fue escogido para encabezar las operaciones dirigidas a terminar con las actividades ilegales de Al Capone, jefe de la Mafia que ejercía el control del crimen en Chicago entre los años 20 y 30 del pasado siglo XX.
Entonces se hacía necesario, igual que ahora, la elección de un líder que combatiera sin miedo una lacra que tenía viciados todos los estratos de la sociedad. La corrupción se sustentaba en algunos sectores políticos, judiciales y policiales, que le daban la cobertura necesaria a las actividades delictivas de los gánsteres, formando un entramado muy difícil de desenmarañar. Combatirlo suponía riesgo de muerte.
Con el envilecimiento reinante en las administraciones públicas, Ness examinó los registros de todos los agentes para formar un equipo fiable, insobornable, inicialmente de 50, más tarde reducido a 15 y finalmente a solamente 9 hombres. Los esfuerzos de “Los Intocables de Eliot Ness” tuvieron un serio impacto sobre las operaciones de Capone, tanto que finalmente acabó encarcelado, siendo su talón de Aquiles la evasión de impuestos.
Necesitamos para Dos Hermanas un Eliot Ness y su equipo de Intocables. Y lo necesitamos ya. ¿Quién tiene el peso suficiente para limpiar la corrupción reinante en nuestro Ayuntamiento? ¿Con quién se le tuerce la sonrisa a los mafiosos? ¿Qué persona puede mirar de frente al Capo sin pestañear? ¿De qué forma vamos a incentivar el voto del 50% del electorado desencantado con la política local? El tiempo sigue corriendo.
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