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Un testigo ratifica la “paliza” sufrida por Cayetano en el piso de las 3000 viviendas

Asegura que vio y escuchó como agredían al joven asesinado

El piso donde supuestamente se produjo la brutal paliza

Ayer martes tuvo lugar la segunda sesión del juicio por la muerte del joven nazareno Cayetano Romero. Un policía y un testigo clave ratificaron la paliza sufrida por la víctima.

El agente en concreto encargado del atestado elaborado respecto a la muerte de Cayetano Romero, quien ante la tesis de los principales acusados, Juan Manuel e Israel G.F., respecto a que el fallecido tendría numerosos «enemigos» a cuenta de sus deudas, ha explicado que la investigación policial refleja que en efecto Cayetano Romero contaba con deudas pendientes pero «no temía» a sus acreedores.

En ese sentido, el agente ha expuesto que la víctima de los hechos «debía dinero a distintas personas y durante mucho tiempo», pero «su madre» estaba abonando tales cuantías pendientes y las personas a las que Cayetano Romero adeudaba dinero antes de los hechos enjuiciados han «explicado» debidamente a los investigadores que no tuvieron «nada que ver» con los acontecimientos que derivaron en la muerte del citado varón, cuando participaba como intermediario en una operación de venta de marihuana.

Este agente ha defendido además la «conclusión» de que Cayetano Romero falleció como consecuencia de la «paliza» recibida el 1 de marzo de 2019 y no por una agresión posterior, pues su cadáver fue hallado el día 8 de ese mes; defendiendo que la autopsia fue «muy reveladora», detallando aspectos como la «cantidad de lesiones» que presentaba el cadáver, por ejemplo una «fractura doble de mandíbula», después de haber indicado que la investigación apuntaría a que Israel G.F. tiene «conocimientos de boxeo», ha practicado dicho deporte y habría sabido cómo «hacer daño» a la víctima.

«NO CONSTA» OTRA «PALIZA»

Así, ha alegado que «no consta» que la víctima sufriese una agresión posterior a la situada en la fecha del 1 de marzo, defendiendo además la idea de que Cayetano Romero «murió allí» donde fue descubierto su cadáver, es decir «donde le dejaron» tras ser víctima de la presunta retención y agresión objeto del juicio.

«No me cabe la menor duda de que los hechos ocurrieron de aquella manera», ha defendido este agente respecto a los acontecimientos, que según la acusación particular se remontan al 1 de marzo de 2019, cuando Jonatan A.P. y Cayetano Romero se disponían a participar como intermediarios en una venta de drogas, para lo cual se concertaron con el acusado Israel G.F. en la Barriada de Las Tres Mil Viviendas, acompañando después a este último su expareja María José J.S.

También un testigo clave ha testificado, se trata de Jonatan A., que también recibió una paliza aquel día. Empezó narrando que ese día fue con Cayetano a una gasolinera de Ciudad Expo para una venta de marihuana de Israel G. F. «Cayetano se acercó a enseñar la droga al cliente, aunque no era habitual que se hiciera esto. Al rato, apareció con una herida en la nuca y unas bridas diciendo que le habían robado la mariihuana», explicó. Ante esta situación, «Israel se mosqueó y fuimos a una finca de Mairena porque  creíamos que ellos eran los ladrones». 

Cuando llegan allí, «empezó a salir mucha gente con palos, pero  no vi a nadie porque me fui a coger mi coche. Al volver, nos fuimos para otro lado». A preguntas de la fiscal sobre si Cayetano y él se montaron voluntariamente en el coche, el testigo fue bastante explícito: «Uno sabe que se tiene que ir. Cayetano lo había hecho mal y sabía que iba a pasar algo. Eso es normal».

Explicó que llegaron a un domicilio en una planta baja en las Tres Mil Viviendas. «Entré y en una habitación estaban golpeando a Cayetan, me pegaron por detrás y me ataron en una silla donde continuaron los golpes», recordó mientras se excusaba ante el tribunal por tener que volverse de espaldas lloroso porque «estaba llegando el momento». La finalidad de los golpes era «sacar información». Reconoce, o intuye,que a él le pegaron «menos» porque «sabían que no había hecho nada». Aunque estaban en habitaciones diferentes, asegura que pegaron a la víctima porque «se escuchaban los golpes y los gritos».

En un momento dado fui a mi casa por la escritura de mi parcela para intentar solucionar el problema». Hasta allí le acompañó otro de los acusados José Antonio L. T.,- a quien junto con su hermano Jesús, dijo en todo momento que intentó que pararan de golpearlos, llegando incluso a ponerse delante de él para que no le golpearan más-. Al volver con la nota simple de propiedad, vio a Cayetano en el suelo. «Al rato, se levantó y les dije que nos soltaran. Era un sinsentido, porque ya había pagado con la parcela y si pagas, te tienen que dejar ir», aseguraba. A la hora, dejaron libre a Jonatan, pero no a Cayetano. «Ya estaba en mi casa cuando me llamó Antonio (José Antonio L. T. ) para que recogiera a mi amigo, pero yo no podía conducir de la paliza y porque tenía la vista nublada, así que vino a por mi y lo dejamos en la puerta de su casa», aseguró.

Según Jonatan, Cayetano «salió corriendo del coche», que paró a unos diez metros de su casa, y le pidió que llamara a su madre, algo que no pudo hacer «porque estaba sin saldo en el móvil». Incluso declaró que cuando se fue, increpó a los que estaban en el coche diciendo que «se iban a enterar por la paliza».

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