La destrucción de la igualdad desde la política
Tribuna Libre
En unos días se cumplirán veinte años de la promulgación de la llamada Ley contra la violencia de g€n€ro, una ley que vino a hacer desiguales a los españoles, precisamente ante la ley, y que, tras dos décadas en vigor, deja muchas más sombras que luces.
Desde el poder político y sus equipos de opinión sincronizada te dirán que gracias a esa Ley se ha conseguido proteger a la mujer, que han bajado las muertes de mujeres a manos de los peligrosos varones, que no existen denuncias falsas y todo ese cacareo impostado que sólo se sostiene a base de repetir como loros la misma mentira una y otra vez a través de la inyección de dinero público en los medios de desinformación masiva; lo cierto es que gracias a esa (anti)constitucional Ley, se destruyen vidas de hombres inocentes a diario con denuncias instrumentales y falsarias para conseguir mejores condiciones en procesos de divorcio, para impedir la custodia compartida de unos hijos con ambos padres, incluso para vengarse de un hombre por querer poner punto final a la relación o bien para apartarlo de los hijos, si bien a quién se le priva de un padre es precisamente a ese niño necesitado de referente parental; es gracias a esa Ley, la fórmula que tienen muchas desaprensivas (otras no) de destruir la presunción de inocencia a la que todo hombre tiene derecho como derecho fundamental, reducido a la nada cuando cae sobre ti todo el peso del sistema a través de la aplicación (in)debida de la Ley.
No hace mucho, el ministro de justicia de la República Argentina afirmaba que “la falsa denuncia no sólo daña a la víctima sino que vulnera todo el sistema en general y la credibilidad de las instituciones. El abuso de la mentira que produce tanto daño, crea situaciones injustas, gente en prisión por denuncias y casos de género, gente que se ha suicidado, destrucción de la familia desprestigio social y familiar, pérdida laboral, una denuncia falsa destruye la vida de un hombre” Desde el año 2004 según los datos del Consejo General del Poder Judicial se han interpuesto más de 2.738.500 denuncias donde han resultado inocentes 2.077.637 hombres, más de dos millones de inocentes que sufrieron en sus carnes un auténtico calvario judicial y social sólo por ser hombres.
Si seguimos desgranando aún más los datos, vemos que de esas 600 mil condenas, según el Estudio de la Aplicación de la Ley Integral contra la Violencia de Género por las Audiencias Provinciales, del año 2016, el 33,8% de las condenas se utilizó exclusivamente el testimonio de la víctima como única prueba de cargo, es decir, sólo la palabra de ella sirvió para condenar a otra persona sin más prueba que su testimonio, destruyéndose así la presunción de inocencia; aún hay más, el 61% de los condenados lo son por conformidad (datos 2021), todo ello significa que los hombres condenados con pruebas objetivas en procesos de violencia de género representan sólo el 5,2% sobre el TOTAL condenas. (fuente: Asoc_ANAVID) Es cierto que no están todos los que son, ni son todos los que están, pero ¿acaso no sería mejor para combatir la violencia doméstica perfeccionar el sistema y depurarlo para que los recursos llegasen a las verdaderas víctimas y no se perdieran en esa marabunta de denuncias espurias?
Toda la industria de g€n€ro se sostiene a base de subvenciones millonarias de los distintos gobiernos que se los quitan a los trabajadores para mantener a toda esa estructura improductiva e ineficaz creada para construir el falsario relato a fuerza de repetir las mentiras una y otra vez. Según el Instituto Europeo de Igualdad de Género, el impacto económico que ocasiona asciende en toda la Unión Europea a ¡¡ 366.000 millones de euros al año !!. Sin embargo, el fracaso de las políticas para la prevención de la violencia de mujeres es más que evidente pues en estos veinte años, las tasas siguen siendo similares porque la realidad es que todos aquellos que viven de la industria, no quieren que el problema desaparezca, si quisieran erradicarlo, nombrarían a los mejores, sin importarles el carné del partido político de pertenencia.
La violencia no tiene género, no admite distinciones de sexos ni entre estos y estudiar en profundidad las causas de todo homicidio, permitiría detectar la motivación misma del crimen para saber el porqué una persona le arrebató la vida a otra. Sin embargo, el mero hecho de una muerte de una mujer a manos de un varón, parte de una prejuicio socialmente instaurado (la mató por ser mujer) ¿acaso no pudo ser una muerte accidental? Sin embargo, si asumimos sólo esa premisa y damos carpetazo al crimen, se impide que se investiguen en profundidad la realidad de las causas del homicidio.
Dos Hermanas, no puede admitir privilegios de ningún tipo, todos los nazarenos deben ser tratados con igualdad ante la Ley y los poderes públicos deberían remover los obstáculos para erradicar cualquier política ideológica y discriminatoria, el problema surge cuando son precisamente esos poderes los que alientan la discriminación ante la mitad de la población. ¿Acaso entenderían que existieran tribunales para enjuiciar sólo a personas de una determinada raza o por su color de piel? Cambien el color de piel o raza por el sexo y entenderán como en el día a día, eso ocurre en nuestra ciudad, donde existen tribunales para juzgar sólo a hombres por el mero hecho de serlo.
El lector debería preguntarse, ¿es mi padre un peligroso maltratador? ¿es mi hijo un maltratador?, ¿acaso mi hermano es un maltratador? La estadística muestra que abrumadoramente NO lo son, de más de 22 millones de varones que habitan en España, hay medio centenar de asesinos cuya condena debería ser la cadena perpetua sin posibilidad de revisión. Pero también hay mujeres que asesinaron a sus hijos, muertes que se invisibilizan por pura estrategia política de los gobernantes de turno, no sea que se les caiga el relato y la mentira a fuerza de los hechos.
Hoy, según los datos reales, tenemos ya como víctimas mortales de la violencia doméstica en España a 31 niños, 62 mujeres, 32 hombres, 125 víctimas totales, de las cuales, la mayoría son invisibilizadas. Los negacionistas del g€n€ro buscarán vericuetos para convencerte de lo contrario a base de relato y magnificando un caso según quién sea la víctima porque para ellos, sólo les importan las víctimas que encajen con su relato, pero no debemos darle la espalda a la verdad, los datos son los que son. Ahora, pongan esos datos en relación con la inmigración ilegal o causados por gente cuya cultura y modo de vida es incompatible con la nuestra y se darán cuenta de que el hombre español criado en valores y principios patrios es generalmente el mayor protector de la mujer en España.
Adrián Trashorras es concejal de VOX en el Ayuntamiento de Dos Hermanas