Tribuna Libre

Las nuevas “víctimas” del 4 de diciembre

La impresión que ha dado la imagen de árboles secos, recién plantados, en un paisaje desolador como el que representa la grandiosa glorieta de la COVID-19, has sido realmente lamentable y desesperanzador.

Jesús J. Cuenca Rodríguez
Biólogo

El 4 de diciembre de 1977 es una fecha histórica en Andalucía. Aquel día, Andalucía se levantó. La ciudadanía se lanzó a las calles para reclamar la autonomía de gobierno. Y las voces que se alzaron entonces sirvieron para que, en 1981, se refrendara el Estatuto de Autonomía, en igualdad con las comunidades denominadas históricas. Fue un día de grandes manifestaciones en las ocho capitales andaluzas. Se notaba la alegría de la gente, cómo les brotaba la protesta de las entrañas. Y no les importaba nada las cargas de los “grises”, que continuaban cumpliendo con su trabajo represor sobre la población. Pero también, fue un día de pesadumbre y tristeza. En Málaga, el disparo de uno de ellos acabó con la vida de Manuel José García Caparrós.


Tristeza, frustración, libertad, desahogo, alegría, miedo, esperanza, desasosiego, amargura,… sentimientos encontrados y, a la vez, antagónicos se mezclaron ese día entre la ciudadanía. Todas las calles que llevan ese nombre rememoran ese día. Un día que no debemos olvidar. Y son muchas las calles, a lo largo y ancho de la geografía andaluza, que han sido nominadas con él. Aquí, en Dos Hermanas, también tenemos una, que discurre sobre parte del antiguo trazado de la mítica Nacional-IV; transformado, hoy día, en una amplia avenida de 6 carriles; cuatro para vehículos y 2 exclusivos para uso de autobuses. Y su última remodelación, además de nuevos carriles, ha traído nuevas plantaciones. Cocos plumosos, cipreses, naranjos, plátanos de sombra, almeces, ficus, etc. comienzan a desarrollarse tras las obras, tanto en las nuevas paradas como en las aceras laterales. Pero también sucumbieron otros árboles, como la alineación de cipreses de Arizona que había en la mediana, y que a pesar del escayolado al que fueron sometidos la treintena de ejemplares, paulatinamente fueron secándose tras su
trasplante. Actualmente, solo queda un ejemplar vivo; y una alineación de plátanos de sombra, sobre una “alfombra de plástico”, ha ido tomando el lugar de los que fueron cayendo.

La apertura del carril central, ha ido sucediéndose con diversas obras que han continuado dando forma a la avenida, especialmente en sus extremos, donde la conexión de los autobuses con sus rutas se veía interrumpida por las calzadas de uso para vehículos. En su cabecera sur, una nueva glorieta, junto a la enorme glorieta dedicada a las víctimas de la COVID-19 (salpicada de olivos y cipreses), está prácticamente terminada, y parece que solo queda concluir el ajardinamiento. En el extremo norte, tras finalizar la nueva canalización del arroyo Culebras, otra nueva glorieta permitirá la continuidad en la ruta de los autobuses.

Una buena actuación urbanística (ya anunciada en 2017) donde, además de haberse renovado conducciones de aguas pluviales y escorrentías naturales, se ha dotado a la red de autobuses locales de unos carriles exclusivos que facilitan y agilizan su circulación (otra cosa son los rendimientos de las líneas de autobuses que por allí se mueven), así como de una futura gran avenida arbolada, a medida que se vayan acometiendo los planes de urbanización de los diferentes tramos que quedan, mayoritariamente, en el lateral oeste. Una avenida amplia, la entada a Dos Hermanas desde Cádiz, donde no hay, a priori, restricción de espacio para el desarrollo de grandes copas de árboles y donde sería de esperar que en un futuro cercano estuviera sombreada por ellas, transformándose en un auténtico “bulevar”.

-¡Despierta Jesús! Hasta aquí, las loas, las alegrías, esperanzas, y vítores, asociados al nombre de esta avenida. Asómate a la otra “cara”, la de la decepción y el desasosiego.

Plantaron árboles y palmeras. Cocos plumosos, naranjos y cipreses, en las nuevas paradas, continuando con el modelo de las anteriores; y, en los laterales de la nueva glorieta, alineaciones de plátanos de sombra. Lo sorprendente, es que lo hicieron en pleno agosto, con temperaturas de 40 ºC, en hoyos sin acondicionar, pequeños y con tierra compactada y estéril. Los cocos y algunos naranjos han ido aguantando, pero no así los cipreses y los plátanos de sombra. Dos días después de la plantación, muchos ejemplares ya presentaban signos evidentes de haber sufrido un “golpe de calor”. Los cipreses curvaron las puntas y comenzaron a endurecer las hojas. Días después, los retiraron. Los plátanos de sombra, tras tres semanas, han empezado a desarrollar brotes en el tercio inferior del tronco, incluso, en la misma base.

Con excepción de 2 o 3 ejemplares, el resto manifiesta signos de haberse secado en la parte superior. Suponemos, que las marras que se produzcan serán repuestas por el Contratista. Pero la impresión que ha dado la imagen de árboles secos, recién plantados, en un paisaje desolador como el que representa la grandiosa glorieta de la COVID-19, has sido realmente lamentable y desesperanzador. Cabe también pensar, si no lo habrán hecho adrede, con objeto de aportar esa otra carga sentimental asociada al nombre de la avenida. Una de cal y otra de arena. Esperemos que los responsables tomen nota de lo sucedido, no solo para que concluya con éxito el ajardinamiento de ese espacio (lo que toda la ciudadanía desea), sino para que les sirva de referencia cuando acometan la plantación de la glorieta del otro extremo de la avenida.

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