Toscano no es ni socialista ni de izquierdas, es un Alcalde que odia lo público, y que es incapaz de apostar más allá de lo privado, ese sistema en el que la mayoría pierde, y los de siempre, como siempre, ganan.
Manuel Carnerero / Tribuna Libre
Esta semana se han aprobado los Presupuestos Municipales para la ciudad de Dos Hermanas, unos Presupuestos alejados de las necesidades que tiene realmente nuestra ciudad para este año 2018 que entra en muy pocos días.
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Pero más allá de burradas como los 7 millones de euros para flores, o que se gasten lo mismo en propaganda que en conservar el Patrimonio Histórico, hay un análisis que debemos hacer: ¿Hay aunque sea algún servicio que se gestione de forma pública por este Ayuntamiento supuestamente “socialista”? Pues la respuesta es no.
Y os preguntareis ahora mismo: ¿Qué tiene eso de importancia?¿Qué importa que lo gestione el Ayuntamiento directamente o una empresa?¿No dará lo mismo? Pues no, no da lo mismo.
En Dos Hermanas todo está llevado por la gestión privada, un sistema por el cual el Ayuntamiento da X cantidad de dinero a la empresa prestataria, y esta cumple con el servicio requerido; pero como casi todo en esta ciudad, tiene trampa; pues la empresa busca el beneficio, por lo cual ofrece un servicio más barato al dinero que se le ha ofrecido, consiguiendo así su tasa de ganancia, y haciendo que los y las nazarenas tengamos unos peores servicios públicos. Y para ejemplo muy claro los 7 millones de euros por las flores, o los 800.000 que se le da a Los Amarillos para el nefasto servicio que prestan, algo que posiblemente cambiase para bien si apostásemos por un servicio de gestión pública, en lugar del modelo privado actual.
Y claro, ahora toca preguntarnos; ¿Cómo ocurre esto en un Ayuntamiento dirigido por un partido supuestamente “socialista”?¿Cómo puede alguien de izquierdas dejar de lado el bienestar de la ciudadanía en pos de los beneficios de X o Y empresa?.
Pues está muy claro; porque Toscano no es ni socialista ni de izquierdas, es un Alcalde que odia lo público, y que es incapaz de apostar más allá de lo privado, ese sistema en el que la mayoría pierde, y los de siempre, como siempre, ganan.
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