Jardines árabes: Al Madain y las alquerías.
Aquí os dejamos un nuevo artículo de la sección El Escarabajo Verde, por Miguel Ángel Maya, que en esta ocasión nos hablará sobre jardines árabes.
“Al Madain” era el nombre como los árabes conocían a Dos Hermanas, siendo por aquel entonces una zona de población sin un núcleo urbano principal definido.
Desde el punto de vista de la jardinería nos interesan de esta época las llamadas alquerías, del árabe “Al-garya”, que significa «el poblado pequeño». Eran casas de labores tanto agrícolas como ganaderas. En ocasiones también estaban formadas por un conjunto de estas construcciones, y se crearon en tiempos de paz social, ya que no disponían de defensas propias.
Muchas de ellas fueron antes villas romanas, y se difuminaban por toda la zona. La mayoría se han convertido con el paso del tiempo en las haciendas que hoy conocemos, en las cuales el jardín es una parte muy importante de la construcción y casi siempre se encuentra al pie de la casa señorial o bien en el patio central.
Todas estas construcciones, primero villas romanas, luego alquerías árabes y posteriormente haciendas han sobrevivido a diferentes épocas de despoblación y abandono rural. Algunas adoptaron diferentes actividades, como molinos o talleres. Algunas, actualmente, se han adaptado al ramo de la hostelería, llevando a cabo actividades de hostelería, como alojamientos o lugares para celebraciones de fiestas familiares.
El siglo XIX; el jardín romántico, las Villas y Casas señoriales.
El romanticismo invade Dos Hermanas en el siglo XIX, convirtiéndose en lugar de recreo y descanso para toda clase de artistas y nobles sevillanos de renombre, que ocupan la práctica totalidad de las haciendas de olivar y edifican villas, así como casas señoriales en pleno casco urbano. Estas villas encuentran su máximo exponente en la Alquería del Pilar, residencia de los poetas Lamarque de Novoa y Antonia Díaz.
Si las zonas verdes tienen su importancia en las mencionadas alquerías árabes, en las villas de recreo y casas señoriales de finales del siglo XIX y principios del XX es donde se concede al jardín un papel protagonista.
Estas construcciones se caracterizan por ser edificios formados por la casa señorial y con los dependencias adyacentes destinadas a la servidumbre, bien formando parte de la casa principal o bien como edificio independiente. Normalmente estas villas tienen un jardín más o menos extenso según el tamaño de la villa.
Son de destacar de esta época las siguientes construcciones por sus zonas ajardinadas, que son públicas: Palacio de Alperiz, Huerta de la Princesa, La Alquería del Pilar, Huerta de Santa Ana y Huerta de San Rafael.